
Despues de algunas semanas aburrido en Beckenham, afortunadamente conocí a Marzena, una muchacha de Varsovia, quien como yo cursaba estudios en King's aunque tan solo por un mes. Al cabo de unos días nos las llevamos muy bien y planeamos ir a Escocia ya que ninguno de los dos había ido nunca. Y así fue, reservamos un boleto de avión y un B&B (hotel económico). Un viernes por la noche llegamos a Glasgow de donde tomaríamos un Bus a Edinburgh, una ciudad medival, capital de Escocia, con un contenido historíco y cultural invaluable. Es como uno se imagina Inglaterra, llena de castillos y lugares antiguos, donde las Bagpipes (gaitas) retumban por todos lados. Visitamos el castillo de Edinburgo, sin duda el lugar más importante para ver en la ciudad. La ciudad estaba repleta de turístas ya que se celebraba el festival anual y habían atracciones por todas partes. Entre otras cosas hicimos un pequeño tour por el "Scotland Wishkey Experience" (como buen Venezolano no podía faltar) además recorrimos todo el centro de la ciudad y un mirador desde donde se podía apreciar una vista de ambos lados de la ciudad, es decir, los muelles en la costa y el centro. En Glasgow casualmente el hotel estaba en la calle Sauchiehall, la más imponente por su vida nocturna y centros comerciales. Aunque Glasgow es una ciudad sumamente interesante y moderna, no lleva mucho tiempo conocerla, al menos los sitios más importante, el centro de la ciudad esta distribuido de tal forma que con una caminata de algunas horas se recorren los rincones más importantes de la ciudad. Nos hubiese gustado conocer las Highlands (tierras altas) famosas por ofrecer parajes de ensueño a los visitantes, sin embargo un fin de semana nos quedó corto para tal recorrido. Sin embargo quedamos sumamente satisfechos con nuestra estadía en la tierra del añorado Whiskey...














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